ESTE ES MI PRIMER TESTIMONIO.

Llegué a los grupos de Al-Anon a través de un sacerdote a quien le tengo un aprecio especial, él me indicó que existían los grupos de Alcohólicos Anónimos, por el problema que le estaba planteando. Encontré a AA y AA me llevó a Al-Anon. No sabía de su existencia, me pareció el lugar adecuado. Estaba por dar un paso muy importante en mi vida que era mantener mi familia unida. Mi familiar enfermo me pidió ayuda. Fui a buscar ayuda para él pero qué paradoja, saber después que a la única persona que podía ayudar era a mí misma.
La primera vez estuve en los grupos 8 meses, luego me cansé, pensé… “Basta ya me las puedo arreglar sola como siempre lo hice”. Tuve que regresar. Tuve una gran recaída.
Cuando llegué a este grupo coordinaba Alicia, una compañera que lamentablemente ya no está. Me senté y descansé. Estaba emocionada, volví a respirar ese aire de esperanza de comprensión, de confianza, donde nadie me obligaba a hablar, solo escuchaba. Empecé a entender que estaba afectada por una enfermedad emocional llamada alcoholismo, que yo estaba muy enferma, porque mis emociones, mis sentimientos me dominaban. Estaba llena de resentimientos, dolor, ira, odio, culpa, miedos, me compadecía todo el tiempo, tenía la autoestima por el piso, una soberbia que no registraba la palabra humildad. Esta enfermedad me noqueó. Vivía la vida de mi familiar o de otras personas, cuando se dirigían a mí contestaba a la defensiva. Podía pasar un día entero pensando en los errores ajenos y cómo yo podía solucionarlo, fantaseaba. Mi vida no existía, yo no existía.
En el programa aprendí a relacionarme bien con mis hijos, porque los maltrataba. No lo hice más cuando me di cuenta del daño que les causaba. Les pedí disculpas, ellos eran chicos, no sabían por qué estaba tan enojada. Ni yo sabía. Luego reparé la relación con mis hijos. Un paso a la vez.
Mi familiar está sobrio porque él lo decidió. Además se está ocupando de su espiritualidad, se siente muy bien, es una gran persona, sensible, bondadosa, cálida, inteligente.
No es fácil cambiar mi conducta, ahora reconozco esos sentimientos dañinos, puedo controlarlos y estoy empezando a disfrutar los momentos. Al-Anon me dio los elementos, su literatura, una madrina que me guía en el programa, a través de esta incipiente claridad, es mi gran ayuda. Mis compañeros me brindan fortaleza, esperanza, opciones, cariño, buen humor. Qué bueno tener opciones! En Al-Anon se es libre, organizado, uno se siente amparado. No se discute de política ni de religión. Se empieza a conocer a un Poder Superior a nosotros, a mí. Las cosas que yo no puedo, El sí. Pero El hace lo que es conveniente, no lo que yo quiero. A veces esa relación está reñida, porque estaba tan acostumbrada a controlar a las personas, por eso sigo pidiendo Su ayuda, guía, entendimiento, claridad de pensamiento.
También “descubrí” y acepté que crecí con un papá alcohólico y una mamá ausente porque sigo sintiendo dolor por cosas que pasé de niña. Tengo que sacarlo todo afuera. Creo que voy por buen camino, me tengo que tener paciencia. Sigo recuperándome, en Al-Anon encontré mi lugar.

Alida, Grupo Solano